Recuerdo que...

Se presentó ante el Pórtico Central en una noche iluminada por relámpagos de tormenta.

Todas las alarmas se dispararon al unísono, el corazón de todos aquellos quienes creemos en el propósito de esta prisión temió primeramente por las vidas de los inocentes convertidos en victimas que un escape masivo de reos generaría, en segundo lugar porque toda la esperanza puesta en nuestras precauciones previas resultase ser un recipiente vació de salvación.

De nuestro lado, años de entrenamiento de cada guardián dentro del recinto, armamento eficaz y contundente creado por la tecnología para matar emanada de un centenar de mundos; proyectiles recubiertos de miedo, odio, hechizos y teflón. ONRK-40000, la Inteligencia Artificial / Djinn / Maestro de Armas de la prisión generó un Cancerbero-avatar propio hecho de sombras y holografía sólida, pronuncio reverentemente el nombre verdadero de Ouryu, Dragón Custodio de las Puertas Selladas, liberando un Avatar del mismo conforme a un pacto ya viejo al nacer mi abuelo, irguiéndose el ofidio majestuoso en su terrible poderío junto con la bestia canina virtual y junto al Arma Ax, un constructo tecno-orgánico del tamaño de un elefante pequeño hecho de metal negro e incubado del material genético modificado resultante de realzar la ferocidad, fuerza y rapidez de osos, pumas, barghests y raptors, a fin de cazar a cualquier presa designada hasta la muerte de uno de los dos tras haber recibido la orden correspondiente; alerta se encontraban droides armados con metrallas de cadena y suspendidos magnéticamente; un grupo de macizos Elementales de Roca debajo de rápidos Elementales de Aire, lasers automáticos apuntando a su objetivo empotrados en las almenas de la fachada frontal, tres pelotones de marines envueltos en exoesqueletos de batalla coordinados por telépatas justo del otro lado del Pórtico Central, cuyas runas de protección, barras de refuerzo de adamantium, campos repelentes de presión y voltaje al contacto capaz de iluminar una ciudad pequeña durante un invierno entero pretendían mantener separados el interior del exterior de la prisión; toda una multitud de obstáculos visibles e invisibles, arcanos y mundanos, materiales y espirituales listos a defender hasta agotarse o fenecer la integridad de la prisión.

En el lado contrario, a la mitad del puente de metal sucio, una solitaria figura vestida con un kimono negro sin adorno o accesorio alguno, quieta y serenamente se encontraba Hydrae Tellarion Val Runan.

Runan, protagonista y motor primero del temor que nos embargaba.

Se presentó por voluntad propia esa noche de tormenta.

Ante el revuelo de la guardia del Pórtico Central a su inesperada presentación respondió doblando las rodillas, inclinando la cabeza hasta unir barbilla con pecho y ofreciendo su espada envainada al frente con ambas manos; la lluvia le daba un peso adicional a sus ropajes y su voz era anormalmente clara, audible en un volumen apenas superior al sonido de la llovizna sin viento que nos rodeaba.

- … sin violencia latente u oculta, sin hechizo que me proteja, ni sirviente que me guarde, plenamente conciente de mi y actuando conforme a lo que el poco honor que me resta me dicta hacer, porqué es mi decisión, y porqué es mi voluntad entregarme al castigo que…-

Tres disparos consecutivos le impidieron seguir hablando al impactar contra su cuerpo y arrojarlo hacia la izquierda, me pareció adecuado que el sonido de las detonaciones fuese atenuado por silenciador, dejando inalterado tanto el sigilo con el cual nos aproximamos flanqueándolo por la derecha como la sutil cadencia de su voz al dirigirse a la multitud que se le oponía.

La katana nunca golpeo el suelo, apretada en un reflejo contra el cuerpo de su amo.

El cancerbero virtual estaba junto al herido al instante inmediato siguiente, evaluando su estado a través de todos los sentidos etéreos y tangibles de que podía echar mano en ese lugar. Después de un breve momento, la siniestra faz de éste pareció suspirar aliviada, y la bestia se disolvió en una fuga de pixeles y volutas de humo azabache - plateado.

- Tranquilo novato, lo hiciste bien. – dijo mi superior haciéndome bajar el arma inteligente de asalto con oportuna gentileza. El temblor en mis manos no era producto del frió, y me confortó no encontrar reproche alguno en la azul mirada de Jarvis Kemp, el cual, tras tomarse un momento para apretarme brevemente el hombro se dio vuelta para recibir los rápidos homenajes felicitándole por su precisa y exacta puntería mientras las formaciones se rompían

No hice ningún disparo, no hubiera podido hacerlo en caso de recibir la orden, y el hecho de estar justo a lado del héroe de la operación defensiva de emergencia no me hacia fácil el ser conciente de mi flaqueza.

Han pasado un poco menos de cinco años de esa noche, el Jefe Kemp y yo hemos pasado tanto juntos que no me incomodo mas nunca al saludarle cuando coincidimos en la cafetera o los pasillos, pero al ver a Runan en el piso de su celda en flor de loto, meditando o durmiendo o haciendo qué se yo, me hace pensar en su cuerpo ensangrentado e inconciente sujetando firme y segura su arma, mientras yo con la seguridad de la mayoría y el anonimato de la multitud no dejaba de temblar bajo la llovizna de otoño.

Mi nombre es Nearco Takayama Teichmann, no me había detenido a presentarme, formo parte de la Guardia Argéntea, la elite de custodios en esta prisión que se encarga de resguardar a los más peligrosos de los internos. Entreno, duermo, como, leo, me ejercito y vivo aquí. La única diferencia de fondo entre los prisioneros y yo es el propósito, el mió se sustenta en dos cosas: mantener el mal dentro de estas paredes y ser el mejor guardia que pueda llegar a ser.

Suficientes recuerdos por hoy, es hora del conteo y si lo que me dijo Helga es correcto, es posible que una prisionera este cerca de graduarse del área de baja peligrosidad a mis dominios…