lunes, 13 de octubre de 2008

Tengo más que una sombra

Confieso que el sueño está afilando sus colmillos, que yo no tuve que ver en ello, más allá de la misma espada que preparé con mi tráquea, más allá de la recolección de las chispas que explotan cuando fricciona su furia contra los huesos de su boca, esas borlas de fuego que yo mismo disparo al cielo para hacerme despertar.
Confieso, que en un trío de horas se cumplirá otra era de pesadillas bordadoras de mis noches, sólo tengo que abrir los ojos para demostrarlo, no ha existido sueño que seduzca sin mutilación, no ha existido respiro sin lágrimas, no existen voces que me arrullen... tú no eres la traición.
Confieso, ante las espinas de mis manos, no he sido yo quien abrió el camino de los rosales a los monstruos, no he sido yo quien tatuó los secretos en las secas pieles de los cadáveres amantes, no he sido yo, no he traicionado yo los juramentos a los martirios, no he entregado mi risa a la verdad, ni mi amor al desangre.
No soy una trampa que quiera capturarte... sólo no me gustan las hordas... de reglas... de miradas... de razones... de cubiertos mutilando lo que alguna vez tuvo vida; sí, tengo miedo del desayuno, no quiero que mi nombre muera en la garganta de alguien que en lugar sentir las emociones las licue.



No hay comentarios: