lunes, 4 de enero de 2010

Despierta

¿hola? ¡ay! tengo oxidadas las articulaciones como si no me hubiera movido en meses, y pareciera que así fue porque no recuerdo que todo haya estado tan lleno de polvo. El sonido de las máquinas es como de que acaban de reiniciar su marcha, todavía con un poco de trabajo, sí, cual si aún se desperezaran, se estiraran, tronaran sus dedos... ¡oh! ¿quién será ese tan lleno de telarañas? ¿hola? parece que duerme, no, como si recién hubiera empezado a dormir y antes simplemente estuviera en ningún lado, haciendo nada... pero ahora respira, se espanta las telarañas, parece que le dan comezón... está por despertar, en cualquier momento se abrirán sus ojos... ¡tengo que esconderme! ¿dónde? ¿es eso una puerta? si hubiera un poco más de luz por aquí...

De pronto la marcha de un ejército cimbrando los alrededores, los gritos enérgicos del comandante dirigiendo a sus peones para que cubran la zona. Un, dos, tres...

¿Dónde? ¿dónde? ¿tras las cajas? ¿bajo las telas?

Un, dos, tres...

-- ¡Jarvis! -- se oye a alguien gritar, pero Xacca no consigue distinguir quién es.

¡En el contenedor!

decide llevada por los nervios. Al abrirlo ve que éste no tiene fondo, es un tobogán hacia...

No hay tiempo, tengo que confiar en mi suerte.

Se echa un clavado en ese túnel sin pensar más, mientras desciende vuelve a oír la marcha marcial y los gritos, por momentos más cerca, por momentos lejanos...

-- ¡Jarvis! -- la voz que grita es de mujer...

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